Con motivo de la tan promovida Ley de Arrendamientos, nos sentimos
en la obligación de exponer nuestras reflexiones sobre el
asunto.
en la obligación de exponer nuestras reflexiones sobre el
asunto.
Hasta las primeras décadas del SXX, las familias adineradas adquirían inmuebles para sus hijas, como dote para el matrimonio; a los
hijos les dejaban dinero para montar negocios. Estos inmuebles eran colocados en
arrendamientos, mientras las hijas eran solteras, pero el canon era bajo y
accesible.
Con la llegada de las inmigraciones europeas, durante las dos
guerras mundiales, vino también la "inversión" en inmuebles para obtener Renta; sin embargo, el canon se
mantenía accesible al no sobrepasar el 30% del ingreso del
arrendatario.
Es a partir de la dècada de los 70, cuando se desata la abusiva acción de compra de inmuebles, como objeto de ganancias por rentas, al
punto de existir propietarios con cientos y hasta miles de inmuebles, siendo los
cánones determinados por ellos, según lo indicado por el "mercado".
El colmo de esta práctica se alcanza en la década del Gobierno Bolivariano cuando en forma escandalosa y
arbitraria, los cánones de arrendamiento se elevan a cifras impagables por un
ciudadano de ingresos normales, digamos clase media. En paralelo se instaura la
pervertida práctica de los "desalojos forsozos", con la oculta finalidad de
aumentar el cánon de arrendamiento, estando congelados por decreto
(Declaración de la vivienda como bien de primera necesidad - Feb2003) y con la
criticable lenidad de jueces que ordenan la medida.
El derecho a la vivienda es un derecho fundamental y
está consagrado en nuestra constitución; el estado es el garante de que este derecho sea respetado y
satisfecho. Siendo esto una verdad innegable, nos preguntamos: Como se va a
elaborar una Ley que promueve el aberrante negocio del arrendamiento, que se
basa en el enriquecimiento de un propietario a través de una renta que resulta de la explotación de una necesidad fundamental de la familia, violando abiertamente
este derecho humano???
Pues bien, en vía a un Estado Socialista hay que ser audaces y producir Leyes que
para nada contemplen prácticas Capitalistas.
El arrendamiento de viviendas es una actividad altamente lucrativa,
que nunca ha sido registrada, autorizada y menos controlada por el Estado. Por
más instituciones de viviendas que existan, ninguna tiene registradas
estas viviendas, ni siquiera el SENIAT cobra el ISLR que
correspondería.
Ante esta compleja situación, vemos la oportunidad de actuar según el espiritu Socialista, tal como se ha hecho con los latifundios
rurales, generando un registro de todas las personas o familias en
condición de arrendatarias, identificando el inmueble (ubicación, antigüedad, propietario/administradora, entre otra información). El propietario debe demostrar la cualidad legal que le da la
titularidad del inmueble, ante la institución que le corresponda, con la finalidad de realizar un
avalúo considerando valor inicial, mejoras, antigüedad, depreciaciòn, para que el inmueble sea ofrecido en venta al inquilino actual y
el Estado debe ser el garante del aspecto financiero, tal como lo hizo en los
casos originados por la "estafa inmobiliaria". En
ningún caso se estaría violando la "propiedad privada" porque no se les
está desposeyendo de su inmueble y sin excepción, todos los propietarios recuperaron su inversión con creces, durante el tiempo que han usufructuado esos
bienes.
La ley de arrendamiento que debe elaborarse es para que esta
actividad sea de exclusiva acción del Estado y sea prohibida bajo el ámbito privado. Es de esperarse que una decisión de esta naturaleza solo se puede realizar con voluntad
polïtica y en un lapso prudencial, no mayor a un año.
Es necesario destacar que en esta condición de arrendatarios están, más o menos, un millón y medio de familias, en todo el país, a las cuales no habría que construirle viviendas.
Vamos, demostremos nuestro compromiso socialista y comencemos a
desmontar ese estado burguês que nos somete y no permite alcanzar la verdadera
soberanía: la Independencia del Capital.
Zoraima Gimenez
@zoracandanga